
En nuestro Manos Arriba Viajero hemos llegado a Almanza, un ejemplo real de cómo un pequeño municipio leonés puede ganar vecinos en lugar de perderlos. Su alcalde, Javier Santiago Vélez, nos ha contado que la clave está en combinar trabajo, ilusión y proyecto. Esta villa no solo conserva su historia y su esencia rural, sino que mira con decisión hacia el futuro con propuestas que generan empleo y fomentan el arraigo.
Uno de los grandes retos que plantea el mundo rural es mantener la vida más allá del verano. En Almanza se trabaja para conseguirlo con actividades durante todo el año, pero en especial en verano llega una de las fiestas más esperadas, el festival Interpueblos, que en 2025 volverá a reunir a miles de personas. Una celebración que no solo dinamiza el municipio, sino que crea vÃnculos entre localidades vecinas.
También hemos conocido a Jesús Montes, apicultor por vocación y pasión, que nos ha hablado de las dificultades del sector y de la necesidad urgente de asegurar el relevo generacional. Su compromiso con la tierra y la biodiversidad es un ejemplo del tejido productivo que mantiene vivos estos entornos.
Y si hay una historia que resume el espÃritu de Almanza es la de Mariano Thomé. Hace tres años se instaló con su familia en el pueblo y abrió el restaurante La Torre. Su apuesta por la gastronomÃa y la vida rural es un modelo de emprendimiento valiente y con corazón. Historias como la suya explican por qué Almanza es hoy una villa con alma… y futuro.