El municipio de Vidanes ha escenificado su “radical oposición” al proyecto de una planta de biogás en Cistierna, impulsada por la empresa Apaycachana, mediante la fundación de la asociación ESLAVIDA. Gonzalo Fernández-Valladares, vicepresidente y portavoz de la Asociación, ha explicado en Manos Arriba que la Consejería de Medio Ambiente ha aprobado el estudio de impacto ambiental de una planta con capacidad para procesar 86.000 toneladas anuales de distintos residuos. El objetivo del proyecto es producir biometano y abonos, con la idea de inyectar el biogás en el gaseoducto de la Robla-Guardo.
El principal detonante de la “revolución” vecinal ha sido la completa falta de conocimiento sobre el proyecto hasta su aprobación. Fernández-Valladares ha criticado que el estudio de impacto ambiental había sido publicado en el BOCYL en diciembre del año anterior, otorgando un plazo de 30 días para alegar, sin que “nadie informara a nadie del pueblo de lo que estaba pasando”. La crítica se centra en la falta de diligencia tanto de la Junta de Castilla y León, responsable de la publicación, como del Ayuntamiento de Cistierna, “que parece no haber tenido la misma prisa que demuestra a la hora de cobrar un recibo”, según ha señalado Fernández-Valladares
La nueva asociación ESLAVIDA, según ha comentado María Amparo García, vecina de Vidanes y miembro del colectivo, ha comenzado a buscar apoyo legal para el abordaje jurídico del proceso. La plataforma también ha iniciado una serie de contactos con autoridades, empresas y diferentes asociaciones y colectivos para sumar fuerzas. Además, la asociación ha adelantado que ya trabaja en la planificación de diferentes actos reivindicativos, que empezarán con la recogida de firmas, la colocación de pancartas y el reparto de pegatinas entre la población.