
La Catedral de Salamanca ha demostrado, un año más, que es mucho más que un emblema arquitectónico. Es un espacio "muy vivo", en palabras de su gerente Raúl Vicente, y así lo refleja la Memoria de Actividades 2024, presentada por el Cabildo. A lo largo del pasado año, el templo acogió casi 500 eucaristías, recibió 350.000 visitantes —muchos de ellos de forma gratuita— y desarrolló una intensa labor pastoral, cultural, educativa y social.
Uno de los hitos más destacados fue la recuperación del coro de niños, una tradición histórica vinculada a la seo desde el siglo XIII. Veinte niños comenzaron sus ensayos en octubre y ofrecieron su primer recital en Navidad. También ha comenzado la renovación y ampliación de Ieronimus, el recorrido turístico por las torres de la Catedral, que incluirá un nuevo espacio en la bajo cubierta y que estará finalizado en 2025. Paralelamente, se ha intervenido en el muro que conecta con la calle Tentenecio para evitar filtraciones y humedades.
En el plano pastoral, se celebraron 495 misas y se acogió a 120 grupos de peregrinos que sumaron más de 5.000 personas procedentes de 23 países. La Catedral también fue escenario de 73 matrimonios y recibió a 205 aulas escolares, con unos 5.000 alumnos que participaron en visitas educativas organizadas por la Fundación Catedral.
Además, la memoria recoge la incorporación de dos nuevas pinturas al patrimonio, la celebración de 36 conciertos gratuitos, la edición de un CD de música sacra, la digitalización de 30.000 imágenes para facilitar la investigación, y una donación de 100.000 euros a Cáritas.
El año 2025 se presenta como un reto mayúsculo para la seo, que será epicentro del año jubilar diocesano, al que están llamados todos los arciprestazgos de la Diócesis de Salamanca. Para el deán, Jorge García, este dinamismo constante no sería posible sin el compromiso de las más de 30 personas que integran el equipo catedralicio, además de voluntarios y colaboradores que mantienen viva la esencia del templo.
Lejos de ser una reliquia estática, la Catedral de Salamanca se reafirma como un centro espiritual, cultural y social en plena ebullición.