Tumba de Miguel de Unamuno en el cementerio de Salamanca.
Tumba de Miguel de Unamuno en el cementerio de Salamanca.

Salamanca prepara su entrada oficial en el turismo funerario, una tendencia cada vez más presente y que supone un importante foco de atracción para los turistas en ciudades como París, Buenos Aires o Praga. De este modo el Cementerio San Carlos Borromeo se convertirá en un nuevo punto de interés gracias a un proyecto impulsado por el Ayuntamiento y en el que se incluirán visitas guiadas, códigos QR explicativos y audioguías para recorrer el patrimonio artístico y biográfico que atesora.

La iniciativa, desarrollada en colaboración con la empresa Parque Cementerio, lleva meses en marcha bajo la coordinación de la concejala de Salud Pública, Vega Villar, que ha liderado el proceso de documentación de los sepulcros y panteones más relevantes del recinto. La propuesta se presentará oficialmente en septiembre, pero ya se ha adelantado que incluirá tanto tumbas de figuras ilustres en la historia salmantina, como elementos arquitectónicos de gran valor patrimonial.

El alcalde de Salamanca, Carlos García Carbayo, ha defendido el carácter cultural y pedagógico del proyecto, al señalar que el cementerio "no es solo un lugar de duelo, sino también un espacio donde se conserva buena parte de la historia de nuestra ciudad". Según ha explicado, "aquí descansan muchos de nuestros seres queridos, pero también nombres fundamentales del pasado salmantino, y creemos que ha llegado el momento de mirar este lugar con otros ojos, como un espacio de conocimiento y de legado colectivo".

Entre los puntos destacados del recorrido figurarán las tumbas del pensador Miguel de Unamuno, el cantante Rafael Farina o el médico y político Filiberto Villalobos, cuya tumba —según recuerda el Consistorio— siempre luce un clavel rojo en señal de agradecimiento popular por su labor en favor de los más humildes. A ellos se sumarán otros personajes destacados de la historia local, como Federico Anaya o Íscar Peyra.

Además, el cementerio también alberga auténticas joyas escultóricas y arquitectónicas, como el panteón de Teresa Zúñiga, conocida como “La Corneja”, una de las mujeres más ricas del Salamanca en el siglo XIX. Su fortuna fue tal que el entonces alcalde Florencio Pollo Martín expropió sus propiedades para configurar lo que hoy es la Rúa Mayor. Otro de los elementos más singulares será el Crucero de San Cebrián, trasladado al camposanto en 1886 y recientemente restaurado por las especialistas Carmen Diego y Carmina Fernández, que con su trabajo han logrado salvar de la desintegración esta pieza renacentista fabricada en piedra de Villamayor.

Desde el Ayuntamiento se insiste en que esta iniciativa no sea vista como una frivolización de la muerte, sino como una forma de ofrecer al visitante una mirada diferente sobre la ciudad. Se trata, explican, de integrar el cementerio en las rutas culturales de Salamanca con sensibilidad y respeto, destacando su valor artístico, histórico y simbólico. “No se trata de visitar tumbas sin más, sino de descubrir la historia a través de las vidas que aquí reposan, de los estilos artísticos de los panteones y de los símbolos que nos hablan de una época”, resumen desde el Consistorio.

Con este proyecto, Salamanca se suma al creciente mapa del turismo funerario internacional, donde los cementerios han dejado de ser espacios exclusivamente funerarios para convertirse en museos al aire libre, lugares de contemplación, reflexión y memoria viva.

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