
El Campo Grande de Valladolid se ha convertido en el inesperado hogar de tres pollos de águila calzada, un fenómeno que no tiene precedentes en la capital vallisoletana.
Un fenómeno que se repite
No es la primera vez que esta pareja de águilas adultas elige este pinsapo junto a la Fuente de la Fama para anidar. Según Ignacio S. García Dios, investigador principal de la Asociación Pennatus, el año pasado lograron criar a dos hembras jóvenes, demostrando una sorprendente adaptación a un entorno urbano muy transitado.
Cómo se estudian las águilas calzadas en Valladolid
Para conocer todos los detalles sobre la vida de estas rapaces, la Asociación Pennatus ha iniciado el anillamiento, marcado y monitorización de los pollos. Según datos recogidos por esRadio Castilla y León, cada ejemplar lleva un emisor GPS/GMS alimentado con una pequeña placa solar, lo que permitirá seguir su migración en tiempo real.
Una cámara espía en el nido
Además de los emisores, los investigadores han instalado una cámara de fototrampeo con tecnología WIFI y una placa fotovoltaica. Este dispositivo permite observar momentos clave como la puesta de huevos, la muda de plumas o la actividad nocturna, aportando información valiosa sobre su biología reproductiva.
Beneficios ambientales para Valladolid
Más allá de lo anecdótico, la presencia de las águilas calzadas tiene un impacto directo en el control de plagas urbanas como la paloma doméstica, la rata gris o el topillo campesino. Según explican desde Pennatus, las rapaces mantienen el equilibrio ecológico en el Campo Grande, uno de los principales pulmones verdes de la ciudad.
Una migración que no deja de sorprender
Si se repite el patrón del año pasado, estos pollos comenzarán su migración a partir de septiembre. Según ha conocido esRadio Castilla y León, cada uno emprenderá una ruta diferente hacia África Occidental, zonas como Burkina Faso o Nigeria, aunque algunos ejemplares podrían quedarse más tiempo en la península.