
Un pleno municipal normal, hasta que una teniente de alcalde suelta que buscó en la inteligencia artificial qué significaba LGTBI+ y encontró una “purrela”. ¡Zasca! Esa palabra, desconocida y despectiva según la RAE —“cosa despreciable, de mala calidad, de poco valor”— desató una tormenta política y judicial en Medina del Campo .
La concejala y segunda teniente de alcalde, Olga Mohíno (de Medina Primero) salió del pleno declarando: “yo soy tolerante, yo con toda esta purrela… lo tolero. Era junio, hace un mes, y ahora, en julio, el PSOE ha presentado una denuncia por incitación al odio ante el juzgado local. Todo esto coincide con otra gran polémica local: la de los temporeros que hacen vida en los parques de Medina y las quejas por la supresión de frecuencias de AVE.
Mohíno, muy desafortunada con esa palabra, no solo la pifió con un término lleno de desprecio, sino que seguramente se convirtió en el chivo expiatorio perfecto. El PSOE presiona: quieren reforzar su discurso, ganar visibilidad, evitar que la gente se fije en los otros problemas de Medina —que los hay—. Y ahora aparece ese mes de silencio antes de denunciar. Los impulsores de la denuncia, el portavoz socialista en el consistorio, Luis Manuel Pascual, la portavoz en las Cortes, Patricia Gómez, y el portavoz en la Diputación de Valladolid, Francisco Ferreira han denunciado que esas palabras vulneran principios constitucionales de igualdad y podrían acarrear consecuencias penales.
Comisiones Obreras e Izquierda Unida también exigen disculpas y responsabilidad. El sindicato además advierte que Castilla y León es la única comunidad sin Ley LGTBIQA+ y que esta ausencia institucional avala el desprecio. Ahora bien, desviar el foco es una estrategia conocida. Cuando los asuntos más graves hieren, ¿qué hace el aparato? Saca a cazar una “purrela”. El PSOE con su maquinaria judicial y mediática: rueda de prensa, apoyos provinciales y autonómicos, gestos de indignación máxima y entrevistas en medios nacionales.
El término “purrela”, utilizado por la teniente de alcalde de Medina del Campo en referencia al colectivo LGTBI durante un pleno municipal, ha sido calificado como ofensivo por diversas organizaciones y partidos políticos. Desde distintos sectores se ha señalado que expresiones de ese tipo, emitidas por cargos públicos, pueden contribuir a la estigmatización de colectivos vulnerables. Al mismo tiempo, algunas voces han advertido sobre el riesgo de que este tipo de declaraciones sean utilizadas políticamente, bien para denunciar actitudes discriminatorias, bien como herramienta de confrontación partidista. En este contexto, se ha abierto un debate en torno al equilibrio entre la condena de expresiones discriminatorias y el uso político que pueda derivarse de ellas.