
En el marco del Día Mundial de la Esclerosis Múltiple, la comunidad de Castilla y León se une para dar visibilidad a una enfermedad que, aunque no siempre se ve, afecta profundamente a quienes la padecen. La esclerosis múltiple, conocida como la enfermedad de las mil caras, representa una lucha diaria contra síntomas invisibles que complican tanto el diagnóstico como la comprensión social.
Según ha explicado Sandra Diñeiro, portavoz de FACALEM (Federación de Asociaciones de Castilla y León de Esclerosis Múltiple), el objetivo principal de este año es romper con los estigmas sociales. El lema internacional “Mi esclerosis múltiple es real, no me la invento” pone el foco en la necesidad de reconocimiento institucional y social.
Actualmente, más de 3.900 personas viven con esclerosis múltiple en la región, y solo en los últimos dos años se han registrado 589 nuevos diagnósticos. Estas cifras reflejan no solo una alta incidencia, sino también una mayor conciencia sobre la importancia de un diagnóstico precoz, aunque aún queda mucho camino por recorrer.
FACALEM, que agrupa a 12 asociaciones provinciales, proporciona una red de apoyo integral con servicios multidisciplinares. Psicólogos, logopedas, terapeutas ocupacionales y educadores sociales forman parte del equipo que acompaña a los pacientes durante todas las fases de la enfermedad
Uno de los grandes retos es visibilizar los llamados síntomas invisibles: fatiga, hormigueos, pérdida de equilibrio o problemas cognitivos. Estos síntomas afectan la calidad de vida pero son difíciles de percibir desde fuera, lo que agrava el aislamiento de los pacientes y dificulta su integración social y laboral. “Una persona con esclerosis múltiple puede experimentar hasta 14 síntomas al mismo tiempo”, advierte la portavoz.
A pesar de los avances médicos, la esclerosis múltiple sigue sin cura. Sin embargo, los tratamientos modificadores y la mejora en los recursos diagnósticos ofrecen esperanzas. En este contexto, el trabajo en red entre asociaciones se convierte en un pilar fundamental. Tanto a nivel autonómico como nacional, la colaboración permite compartir experiencias, recursos y soluciones adaptadas a cada caso, ya que la enfermedad se manifiesta de manera distinta en cada paciente.
Quienes deseen colaborar pueden hacerlo de múltiples formas: como voluntarios, donantes o simplemente buscando información fiable.