El astronauta leonés de la Agencia Espacial Europea (ESA), Pablo Álvarez, iniciará el próximo año en Canadá una nueva etapa de su periodo de formación después de los seis meses de preparación recién concluidos en las instalaciones de la NASA en Houston, donde se familiarizó con el día a día de la Estación Espacial Internacional, aprendió el manejo del traje espacial y se preparó para reaccionar a situaciones de emergencia.
Lo más complicado, dijo, fueron los entrenamientos en el interior de una gigantesca piscina, durante seis horas seguidas, dentro de un traje espacial que describió como “una nave espacial con forma humana”, formado por siete capas de materiales diversos, presurizado y del que tiene que controlar hasta el más mínimo sensor. “Son entrenamientos muy duros física y mentalmente, donde se simulan numerosas acciones y situaciones de emergencia. Es la parte que más nos gusta a todos, pero la más dura”, reconoció en una comparecencia ante los medios de comunicación durante la visita que hizo hoy a la Universidad de León, donde se formó como ingeniero aeronáutico.
Robótica, control de misiones y pilotaje de aviones son las materias que le ocuparán en 2025 en Canadá, donde completará una nueva fase de formación antes de esperar a que le asignen una misión espacial, lo que podría ocurrir en 2027 como primera oportunidad o en años sucesivos, siempre antes de 2030 después de una intensa formación que, dijo, “pasa muy, muy rápido”.
Ya sabe que llevará cecina y jamón en su misión, pero aún no ha pensado qué meterá en esa pequeña maleta de 120 gramos que le permiten llevar con cosas personales, “de amigos y familia para poder devolverlas a la vuelta “ y entregar algo que haya estado con él en el espacio. Seguro que llevará el pin de la Universidad de León, cómo ha reconocido, tras volver a valorar la educación que tanto él como Sara García, astronauta reserva y también leonesa, recibieron en León a través de la educación pública.