Imagen Archivo Capadocia Soriana
Imagen Archivo Capadocia Soriana

Más de 500 personas, llegadas desde distintos puntos de Europa, están participando en una rave ilegal que ha tomado por sorpresa a la provincia de Soria. Según ha conocido esRadio Castilla y León, la fiesta se celebra en un enclave rural apodado como la "Capadocia soriana", en la pedanía de Aguaviva de la Vega, perteneciente al término municipal de Almaluez.

El evento clandestino comenzó a gestarse en la noche del jueves, cuando la Guardia Civil de Soria detectó movimientos inusuales de vehículos en la zona, característicos de este tipo de encuentros. El operativo se activó de inmediato.

Primer intento frustrado… pero no el último

A medianoche, los agentes localizaron los primeros grupos de asistentes y, a la 01:20 horas, la intensa presencia policial forzó a unas 200 personas a abandonar el lugar. Sin embargo, en lugar de dispersarse, decidieron reorganizarse.

En declaraciones recogidas por esRadio Castilla y León, fuentes de la Benemérita confirmaron que se procedió a identificar a decenas de individuos y vehículos, formulando denuncias por conducción bajo los efectos del alcohol y drogas, además de varias infracciones vinculadas a la Ley de Seguridad Ciudadana.

La rave resurge al amanecer en otro punto cercano

A pesar del despliegue, a las 07:00 horas de este viernes se supo que los asistentes habían encontrado un nuevo emplazamiento cercano donde finalmente lograron establecer la fiesta electrónica. Esta vez, sin ser desalojados.

Actualmente, se estima que más de 500 personas, entre ellas numerosos extranjeros, disfrutan del evento en plena naturaleza, ajenos a cualquier control previo.

Vigilancia intensificada pero sin impacto directo en pueblos

La Guardia Civil ha confirmado que el dispositivo sigue activo con unidades de seguridad ciudadana, tráfico, fiscal y del SEPRONA, vigilando la zona para prevenir incidentes. Las autoridades han subrayado que el nuevo enclave no afecta directamente a núcleos habitados cercanos, aunque se mantiene una estrecha supervisión del entorno.

Este fenómeno recuerda a otros eventos similares que han convertido pequeños municipios de Castilla y León en inesperados templos del techno, como ocurrió en Zamora, donde una aldea de apenas 150 habitantes se ha ganado fama internacional en la escena rave.

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