
EL RIESGO CERO “NO EXISTE”
El riesgo cero de sufrir un apagón eléctrico como el ocurrido el pasado 28 de abril “ni existe ni ha existido nunca”. Así lo ha asegurado el doctor Miguel de Simón Martín, del área de Ingeniería Eléctrica de la Universidad de León (ULE), tras el reciente aviso de Red Eléctrica de España (REE) sobre la necesidad de modificar de forma urgente varios procedimientos de operación del sistema.
Según ha recogido esRadio Castilla y León, el experto subraya que las probabilidades de repetir un episodio de inestabilidad “son reales mientras no se adopten medidas estructurales”. Estas actuaciones, añade, requieren “tiempo e inversión” y deben orientarse a reforzar un sistema cada vez más dominado por energías renovables, donde las fluctuaciones de tensión se vuelven más difíciles de controlar.
MEDIDAS “PRUDENTES”, PERO CON COSTE
Entre las propuestas de REE se encuentran limitar la velocidad de cambio en la generación solar y eólica, reforzar las reservas de potencia y mejorar el control de tensiones. Para el investigador leonés, son decisiones “prudentes” que buscan anticiparse a posibles fallos, pero que no resultarán neutras para el consumidor.
“El riesgo cero no existe, pero la clave está en anticiparse. Eso es precisamente lo que tiene que hacer el operador”, ha explicado De Simón. No obstante, ha advertido de que estas medidas incrementarán los costes del sistema eléctrico, un impacto que acabará reflejándose en la factura de la luz.
IMPACTO DIRECTO EN LOS CONSUMIDORES
De acuerdo con informaciones recogidas por esRadio Castilla y León, el investigador, miembro del Instituto de Investigación e Innovación en Ingeniería de la ULE, ha precisado que el refuerzo de la seguridad operativa podría obligar a poner en marcha grupos térmicos —como turbinas de gas o ciclos combinados— para garantizar reservas de potencia.
Esa situación supondría un aumento de los costes de los servicios de ajuste, que acabarían trasladándose al precio final de la electricidad. Los primeros afectados serían los consumidores acogidos a tarifas indexadas, como el PVPC (Precio Voluntario para el Pequeño Consumidor). Las tarifas fijas, en cambio, se verían impactadas más adelante, cuando los contratos sean renovados.
Además, algunas instalaciones renovables podrían ver limitada su participación en determinados mercados de ajuste, lo que afectaría temporalmente a su rentabilidad.
INNOVAR PARA EVITAR FUTUROS APAGONES
Pese a todo, Miguel de Simón insiste en que las energías renovables no son las responsables del problema. “La transición hacia un sistema libre de emisiones ha aumentado la presencia de tecnologías que inyectan energía mediante electrónica de potencia”, explica el investigador.
Aunque esta tecnología puede gestionar potencia activa y reactiva, tensión e incluso frecuencia, los mecanismos aún no están completamente regulados ni desplegados. Según ha indicado a esRadio Castilla y León, a medida que se integren en la normativa operativa, estos retos se reducirán.
La solución, concluye, pasa por “inversión, tiempo y una apuesta decidida por la investigación y la innovación tecnológica”, única vía para garantizar un suministro eléctrico más seguro y estable.