
Mirando a los cielos y a los precios de las lonjas y los grandes mercados internacionales. Así celebran el día del patrón los agricultores y ganaderos de Castilla y León.
Este 2025, las peticiones a San Isidro Labrador giran entorno a que las lluvias no se tornen en peligrosas tormentas y a que se pueda garantizar la rentabilidad de todo el sector primario. Desde que comenzó el año, los cereales registran mínimos históricos, algo que preocupa y mucho en toda la comunidad.
Previsiones optimistas
Las lluvias, por el momento, están favorecido a los cultivos de secano y mejoran las expectativas de rendimiento, especialmente en trigo y cebada, cuya superficie sembrada ha aumentado hasta alcanzar los 1,7 millones de hectáreas en la comunidad.
La consejera de Agricultura y Ganadería, María González Corral, confirmó que las expectativas son buenas y que no se tiene constancia de daños relevantes en los cultivos.
Aun así, las organizaciones agrarias advierten: si los precios no remontan, puede haber una crisis de rentabilidad este verano. Además, temen que las precipitaciones se conviertan en tormentas y arruinen lo ganado.
Preocupados por la PAC
Las miradas también están puestas en Europa. Castilla y León prepara su postura para la negociación de la PAC post 2027, mientras critica la falta de control en las importaciones de cereal y las políticas que, según denuncian, perjudican la sostenibilidad económica de las explotaciones.
La Junta de Castilla y León, por su parte, asegura que trabaja en reducir costes, impulsar regadíos, modernizar infraestructuras y fomentar el uso de energías renovables.
El relevo generacional: el gran desafío
Más allá del clima y los precios, el campo sigue enfrentando una amenaza de fondo: la falta de relevo generacional.
En la última convocatoria del ejecutivo autonómico se concedieron ayudas a 673 nuevos agricultores, con importes de hasta 100.000 euros, y está previsto lanzar una nueva línea de apoyo este mismo año.