
La Unión de Pequeños Agricultores afronta con "optimismo" la campaña cerealista de 2025. Sus previsiones apuntan a un aumento del 21% en la producción en Castilla y León, y de hasta el 15% a nivel nacional, tras los 22 millones de toneladas recolectadas el pasado año. Además, se espera una subida del 4,1% en la superficie sembrada en la comunidad, lo que supondría alcanzar las 400.000 hectáreas dedicadas al cereal.
No obstante, la organización agraria advierte que este escenario tan positivo depende, en gran medida, del comportamiento climático en los próximos meses. El riesgo de fenómenos extremos como granizadas, lluvias torrenciales o una ola de calor —especialmente probable según los pronósticos de AEMET— podría poner en peligro buena parte de la cosecha. Hoy por hoy, el calor excesivo es la principal amenaza para los cultivos.
También advierten que las previsiones no reflejan la realidad de todo el territorio: zonas del sur de Valladolid, el entorno de Arévalo (Ávila) o partes de Zamora ya registran síntomas de estrés por calor y se espera que obtengan rendimientos más bajos.
Proteger el cereal
Desde UPA también insisten en la importancia estratégica del cereal para la economía y soberanía alimentaria del país, recordando que España produce mucho menos de lo que consume.
Su secretario nacional de Agricultura, Ignacio Huertas, considera imprescindible proteger a los productores para reducir esa dependencia del exterior y mantener el equilibrio del mercado.
Preocupación por los precios
A pesar de las buenas perspectivas de producción, el sector se enfrenta a precios en caída libre. Las cotizaciones tanto en lonjas nacionales como en los grandes mercados internacionales han bajado desde comienzos de año, mientras que los costes de producción —energía, combustibles, fertilizantes— siguen subiendo. “Los gastos por hectárea rondan los 250 euros”, denunció Aurelio González, secretario autonómico de UPA.
Medidas concretas
El sindicato pide medidas urgentes a las administraciones: la creación de un observatorio de costes, ayudas directas de 100 euros por hectárea, la supresión del IVA del gasóleo B y la devolución de cotizaciones sociales. Además, critican decisiones como los nuevos aranceles al fertilizante ruso y bielorruso o las importaciones masivas de cereal ucraniano, que —según UPA— generan “desequilibrios” en el mercado, afectando sobre todo a cultivos como la cebada.
Finalmente, la organización no descarta volver a movilizarse junto a otras OPAs si la situación no mejora. Aunque por ahora no hay fechas cerradas, aseguran que buscarán el momento más oportuno en función del clima y la evolución de la campaña.