La Directora del IBFG, Olga Calvo, junto al Catedrático de la Universidad de California, Carlos Bustamante
La Directora del IBFG, Olga Calvo, junto al Catedrático de la Universidad de California, Carlos Bustamante

El Instituto de Biología Funcional y Genómica (IBFG), centro mixto del CSIC y la Universidad de Salamanca, ha dado un paso de gigante en el ámbito de la biofísica con la instalación de un avanzado sistema de pinzas ópticas ideado por el prestigioso científico Carlos Bustamante, catedrático de la Universidad de California en Berkeley. Se trata del primer equipo de estas características en toda Europa y uno de los más precisos del mundo, capaz de observar y manipular moléculas individuales en tiempo real.

Esta innovadora tecnología, que utiliza haces de luz láser para atrapar y mover partículas diminutas como ADN o proteínas, permitirá estudiar con exactitud cómo funcionan los motores moleculares que sustentan la vida. Los investigadores podrán analizar, por ejemplo, cómo se pliegan las proteínas o cómo actúan los antibióticos sobre enzimas concretas, lo que abre nuevas posibilidades en el tratamiento de enfermedades como el Alzhéimer, el párkinson o la tuberculosis.

El proyecto, titulado Implementation and Development of Next-Frontier Fleezers SM Instrument in Castilla y León, está financiado con 300.000 euros por la Junta de Castilla y León a través del programa Andrés Laguna de atracción de talento investigador. La iniciativa, dirigida por Olga Calvo, directora del IBFG, abarca el periodo comprendido entre mayo de 2025 y noviembre de 2026 e incluye la formación de personal científico y la creación de nuevas redes de colaboración internacional.

 

Piezas del sistema de pinzas ópticas
Piezas del sistema de pinzas ópticas

El propio Carlos Bustamante ha visitado Salamanca para ofrecer un curso intensivo sobre los fundamentos y aplicaciones de las pinzas ópticas, junto al investigador Borja Ibarra, del Instituto IMDEA Nanociencia. Durante tres días, especialistas del IBFG y de otros centros españoles participaron en esta formación, que concluyó con un seminario abierto a la comunidad científica al que asistieron Blanca Ares, directora general de Universidades e Investigación de la Junta, y José Miguel Mateos Roco, vicerrector de Investigación de la Universidad de Salamanca.

Bustamante explicó que las pinzas ópticas permiten “manipular moléculas una a una y estudiar cómo actúan dentro de la célula, evitando las limitaciones de los métodos tradicionales que solo ofrecen promedios del comportamiento molecular”. Esta precisión, señaló, acelera la comprensión de los procesos vitales y su relación con patologías complejas, lo que podría conducir al desarrollo de terapias más eficaces.

 

Carlos Bustamante
Carlos Bustamante

La elección de Salamanca para acoger esta tecnología tampoco fue casual. Según el propio Bustamante, la decisión tuvo un fuerte componente simbólico y académico: “Quería que esta técnica tan avanzada existiera en España, y pensé en Salamanca porque es la madre de todas las universidades, un lugar con una tradición científica y humanista que merecía ser pionero en este campo”.

La directora del IBFG, Olga Calvo, subraya que la instalación del sistema ya está generando un “auténtico boom de interés internacional”. Investigadores de Dinamarca, Estados Unidos y otros países han mostrado su deseo de sumarse al proyecto o replicar su metodología. “Para los jóvenes científicos —añade Calvo— participar en la construcción y puesta en marcha de este instrumento es formar parte de la historia científica de Salamanca”.

Con esta incorporación, el IBFG no solo se coloca a la vanguardia de la biofísica europea, sino que refuerza el papel de Salamanca como epicentro del conocimiento y la innovación biomédica, uniendo tradición universitaria y ciencia de frontera en torno a una herramienta que promete revolucionar el estudio de la vida.

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