Con tan solo 21 años, el joven ciclista vallisoletano, Iván Romeo, ha firmado una más que respetable actuación en su primera participación en el Tour de Francia. En la clasificación general - que se ha llevado de manera incontestable Pogacar - ha quedado en el puesto 107. Ha sido el quinto español y está entre los 25 jóvenes con mejores marcas, pero, ante todo, se ha convertido en un ejemplo de bravura y valentía.
Caerse y levantarse
La imagen que ha dado la vuelta a España –y buena parte del pelotón internacional– se produjo en la penúltima etapa del Tour. Romeo sufrió una brutal caída tras una enganchada a 20 kilómetros de meta, en una jornada marcada por la tensión y la lluvia.
Con el maillot de campeón de España roto, heridas visibles y un vendaje que cubría su brazo ensangrentado, decidió continuar pedaleando sobre la bicicleta. Sin apenas poder agarrar el manillar con firmeza, pero con mucha bravura y determinación, terminó la etapa entre los aplausos del público y la admiración de sus compañeros.
Su gesto de abrazarse al auxiliar del equipo al final del día se ha convertido ya en una de las postales icónicas de este Tour.
Buen estreno
Romeo ha debutado en la competición gala - la más prestigiosa del ciclismo - con unas sensaciones muy positivas y un buen balance global.
Su mejor resultado llegó en la etapa 5, donde finalizó séptimo. Se trató de una contrarreloj, su prueba fetiche, de 33 kilómetros. Un gran desempeño que supo a poco al vallisoletano, que reconocía ante los medios sus aspiraciones de ganar.
A lo largo de la competición, ha demostrado solidez en el llano, valentía y que su carrera como ciclista es presente y futuro.
Romeo se ha sacado su "carne de ciclista" en el Tour y promete dar guerra en los próximos años.