Juan Carlos no quería jugar al Fútbol. O al menos no hacerlo lejos de su pueblo, de su entorno, de sus amigos... Le costó dar el paso y salir de su pueblo para acabar recalando en el Juvenil del Real Valladolid. Incluso allí no pensaba en ser profesional, pero llegó Cantatore y todo cambió. Se consolidó en el Pucela y de ahí dio el salto al Atlético de Madrid que en aquel entonces presidía Jesús Gil. Le llamó Johan Cruyff y aceptó la invitación para formar parte de uno de los mejores equipos de la historia, aquel Barça que saldó la deuda histórica con la Copa de Europa. Una trayectoria que acabaría donde empezó, En Zorrilla. Hoy nos recibe en la Fundación Eusebio Sacristán, donde hace un trabajo espectacular para los niños y niñas con distintas capacidades.