Francisco Carro de Lorenzo, director general de TRESCA Ingeniería, ha pasado por los micrófonos de Es la Mañana de León, Astorga y La Bañeza con Arturo Martínez con motivo del 25 aniversario de una firma leonesa que ejemplifica una idea tan simple como poderosa: el progreso no siempre llega en titulares grandilocuentes; muchas veces se fragua en silencio, proyecto a proyecto, equipo a equipo.
En un territorio que busca fijar población y empleo cualificado, historias como la de TRESCA funcionan como un antídoto contra el derrotismo. La empresa comenzó como una pequeña oficina técnica en Astorga y, un cuarto de siglo después, se ha consolidado como referencia en el diseño de plantas industriales y energéticas, con una plantilla que supera el centenar de profesionales y sedes en León, Asturias y Madrid.
(La entrevista completa a Francisco Carro de Lorenzo en “Es la Mañana de León” puede verse aquí: 👇
Un cuarto de siglo en cifras: de 12 personas en Astorga a un equipo de más de 100
Carro recuerda que el origen fue modesto y muy concreto: “Abrimos una pequeña empresa de diseño de plantas industriales… y el resto ha sido un paso a paso”. Aquel “paso a paso” tuvo cifras: “Llegamos a estar como unas 12 personas” en Astorga; hoy, “somos ligeramente por encima de 100”. Esa evolución no la atribuye a un golpe de suerte, sino a una idea que repite como motor empresarial: “Lo que cambia las organizaciones es la ambición sana… y la determinación”. Y añade una advertencia realista: en 25 años “pasan muchas cosas buenas y no tan buenas… de las que verdaderamente aprendes”.
La compañía mantiene su epicentro en León: su sede corporativa está en el Parque Tecnológico, y se define como una firma “fundada con capital 100% leonés”.
La ingeniería que no se ve: miles de horas, muchas disciplinas y un solo objetivo
TRESCA se mueve en un tipo de ingeniería que el gran público rara vez ve, pero que sostiene la industria real: diseñar desde cero plantas complejas (químicas, farmacéuticas, energéticas). Carro lo resume con crudeza técnica: “Detrás… hay decenas de miles de horas: 30.000, 40.000, 100.000, 150.000”. Por eso, subraya, “no entra en una cabeza: tiene que entrar en muchísimas”.
Y marca dónde está el “secreto” operativo: “El mérito… está en el equipo de profesionales… muy sincronizado, multidisciplinar y con muchos años de oficio”.
Descarbonización, hidrógeno y la prudencia ante las promesas rápidas
En el terreno energético, TRESCA se ha posicionado como actor relevante en tecnologías como captura y manejo de CO₂, hidrógeno y derivados. Carro insiste en un concepto que rara vez se dice en voz alta: hay que bajar el volumen a la euforia y subirlo al calendario real. “Hay que ser comunicativamente muy prudente”, advierte, porque “los cambios energéticos e industriales han llevado décadas”.
El directivo pone un ejemplo claro: “Si llevamos hablando del hidrógeno… y todavía no lo vemos en la calle, no es que no funcione: es que lleva décadas”. ¿Por qué? Porque, según explica, hay tres piezas que no se improvisan: tecnología, regulación y mercado/financiación: “El mundo financiero tiene que entender estos procesos para sentirse cómodo financiando”.
Y aterriza el gran freno con un dato muy entendible: el precio. “Es difícilmente fabricable a menos de 130–150 €/MWh, cuando tienes gas natural… a 30 €/MWh”. Ese “gap”, afirma, “se tiene que ir acortando… y no va a suceder en 5 años”.
También alerta de un riesgo político-económico que ya asoma: “Evitar que se genere una inflación verde”, es decir, encarecimientos derivados de “tecnologías verdes muy incipientes”.
Metanol verde: convertir CO₂ e hidrógeno en combustible (y oportunidad industrial)
Entre los vectores que más protagonismo ganan está el e-metanol o metanol verde. Carro lo explica de manera directa: el metanol puede producirse de forma convencional a partir de gas natural, pero con una huella alta; en cambio, el salto “verde” llega al combinar CO₂ con hidrógeno en un reactor: “Capturar ese CO₂ y combinarlo con hidrógeno renovable para producir metanol”, lo que puede hacerlo “neutro” o incluso “negativo en carbono” según el balance.
En León, este debate tiene ya proyectos encima de la mesa. Villadangos Green, impulsado por Reolum, se presenta como una planta de 140.000 toneladas anuales de e-metanol con inversión de 500 millones, 400 empleos de media en construcción (con picos más altos) y más de 60 en operación, además de una conexión mediante dos ductos de 37 km con La Robla Green para CO₂ e hidrógeno. Su inicio de construcción se sitúa en el segundo semestre de 2026.
Carro sitúa el uso del metanol con una lógica por etapas: primero, “descarbonizar la industria química” (donde el metanol es materia prima y disolvente) y, después, abrir camino como combustible para propulsión o como aditivo.
Universidad de León, vocaciones STEM y talento que se queda
Más allá de los megaproyectos, el mensaje de fondo que lanza Carro es territorial: sin talento no hay industria. “Nuestra materia prima son personas”, afirma. “Sin materia prima no hay proceso”. De ahí su insistencia en reforzar la conexión con la Universidad de León y las escuelas de ingeniería: “Tenemos un gran compromiso de ayudar a la Universidad de León en todo lo que haga”.
Esa apuesta se materializa también en iniciativas de orientación profesional. TRESCA participó como entidad colaboradora en el Tour del Talento de la Fundación Princesa de Girona en León, impulsando actividades para acercar la ingeniería a estudiantes y fomentar vocaciones STEM.
A los jóvenes que dudan, Carro les deja una defensa poco habitual en tiempos de ansiedad académica: “Son estudios muy divertidos” (aunque duros), y sobre todo “te dan una gran apertura” para trabajar en muchos sectores, no solo en fábricas o ingenierías.
“Sí se puede”: el hilo familiar que acabó en empresa
Entre lo técnico y lo económico, la entrevista deja una escena personal que explica mucho del carácter empresarial. Carro cuenta que fue su padre quien, cuando él tenía 27 años, le empujó a dar el paso: “Sí se puede”. “Me llevó de la mano al notario… y me dijo: te tienes que dejar la piel, y si te la dejas, saldrá”.
Hoy, 25 años después, esa frase se ha convertido en un lema que funciona casi como editorial: la mejor lotería no cae en un décimo. En León, a veces, se firma, se calcula, se diseña y se construye. Y cuando se hace, se nota: en empleo, en industria y en futuro.