No sé si es por el ambiente, el contexto o la sensación en sí, pero creo que si tengo que definir el panorama europeo sería con una palabra: conflictividad. Sí, es triste. Ya no solo por las guerras que hay abiertas, sino también por el panorama social y político en el que nos vemos involucrados.
Ese gran gran espejo que es España en el que la crispación, el ataque y el insulto fácil es el que prima a la hora de definir al del lado, al que no te gusta. Todo masificado en una era la que vivimos protagonizada por las redes sociales, en la que enmascarar tu identidad hace tremendamente fácil atacar a ese otro.
Y y es que esa negatividad, ese todo vale, esa lucha interna y externa con unos y otros tiene sus consecuencias, sí. En este siglo XXI no hemos vivido un momento de mayor choque y conflicto entre la propia ciudadanía.
Luego, sin embargo, sorprende que haya conflictos bélicos abiertos en Rusia, Ucrania, Israel o Hamás. Dice mucha gente: ¡Pero cómo va haber una guerra pleno siglo XXI!. Asustados, perplejos. Como si la guerra después de la Segunda Guerra Mundial y la Guerra Fría hubiese echado el telón, y no hubiese más conflictos en Oriente medio y en otros países del globo. Atentados alentados por el odio y por el que alguien todavía tiene algo que decir. Como si no se hubiera dicho suficiente durante tantos y tantos años.
En esEuropa se cuenta una increíble historia relacionada con la guerra de Ucrania. Juan Francisco Martín Fresneda, director de La 8 León y de esRadio León, ha viajado tres veces a Ucrania con un único fin: ayuda humanitaria. Esta vez está en territorio ucraniano en el que es su cuarto viaje para presentar el libro en el que cuenta su gran experiencia: “Ucrania: Triángulo del Valor”.